jueves, 27 de enero de 2011

Experimentos con la verdad (Con el perdón de Auster)

   Lo he intentado, podría sin importarme la baja difusión de este tipo de textos escribir en segunda persona compilando vicios y fallas propios con logros y éxitos inventados en alguna clase de extraño personaje, ambivalente y neurótico pero carismático, pero no puedo. Tener un control de lo que quiere ser plasmado en el texto no significa empero el tener la habilidad para realizarlo. Mi eterno problema de una mente lúcida y maneras y expresiones torpes. 

   Desearía tener esa capacidad de construir digresiones brillantes con tristes panfletos, agudas observaciones que no abusaran del sarcasmo u otros recursos baratos de críticos improvisados, cuyo interés es el de inflar sus egos. Quiero abandonar esa zona de confort de la autocomplacencia, me enfrento a la dificultad de abandonar viejos vicios sacrificando la objetividad por miedo a la censura y a la falta de aceptación, es difícil abandonar todo complejo en pos de la verdad absoluta. Me es difícil mentir aun a conciencia de que la verdad paradojicamente emponzoña y vuelve vulnerable al que la se enarbola a su causa. Estoy sin embargo haciendo un esfuerzo por conseguirlo tomando el duro camino de abandonarla de a poco queriendo conseguir un producto del cual me pueda sentir orgulloso, en apariencia con poco que perder siendo que a mi parecer son pocos los que comparten esta filosofía llegando al punto que estoy convencido de que si consigo mi objetivo no serán pocos los que permanezcan indiferentes minando mi propio sentido de autosuficiencia.

   Es ante todo una labor tortuosa y sin un camino preestablecido, lo cual por definición dificulta aun mas esta empresa en la cual no fijé de antemano puntos de partida o metas, quiero sin embargo conseguir un inicio por medio de estas palabras con la premisa de que a las palabras no escritas se las lleva el viento y que por mas que existan ideas diáfanas mi capacidad de reteención no es sino escasa.
   
   Lo que si es claro es que debo abandonar por completo mi necesidad de aceptación de ideas por mas que estás parezcan contraconvencionales no son sino reflejos de argumentos preestablecidos por otros seudoiconoclastas, quiero abandonar la vanidad de la palabra escrita que busca el camino seguro de lo cotidiano, de la fórmula probada aquella que no transgrede sistemas de pensamiento, sino que refuerza una inconformidad lógica y sensata. Es ante todo el objetivo mas importante por ahora, conseguir hablar de lo que creo y pienso sin adornos innecesarios, omitiendo los detalles vergonzosos que por supuesto me ubican como un ser vulnerable, es imperativo abandonar máscaras y poses, siendo que la confusión que conlleva la falsedad no es sino una cortina de humo que dura poco y causa estragos al abandonar el camino de la sensatez.

   Es necesario entonces abandonar el miedo al fracaso y al rechazo, por mas que existan motivos y antecedentes convincentes de que la mejor forma de evitarlos sea negarlos o fingir que no existen. Estoy firmemente convencido de que no puedo renunciar a como soy, que los modelos preestablecidos de éxito en esta sociedad occidental no me funcionan no porque no los pueda seguir o implementar sino porque conllevan la mentira hacia mi persona y eso me provoca asco, no me es posible seguir la pantomima de vida que viven todos aunque eso signifique tener que vencer mas miedos y prejuicios de los estrictamente necesarios, la busqueda de un hedonismo situable a lo que quiero no parece estar a la vuelta de la esquina pero estoy dispuesto a ese sacrificio, me molestan las metas y éxitos fáciles, cuya impresión dura poco y no recompensan el esfuerzo y la dedicación necesaria para recuerdos perdurables.

   Quiero ante todo ser honesto conmigo mismo, aunque ello conlleve ser considerado un personaje exótico en el mejor de los casos o un completo loco en el peor.

   Sin embargo no puedo renunciar a la aceptación de aquellos que me importan o que yo pueda considerar como personas valiosas, todo en esta situación ronda alrededor de las personas que conozco y quiero. Pierdo un poco el miedo de hablar sin tapujos cuando sostengo que realmente estoy convencido de lo que digo, porque -y esto claro que no es exclusivo de alguien como yo- traicionar las convicciones propias por muy viles o egoístas que parezcan conlleva una carga de miseria y remordimiento. Estoy tranquilo sin embargo de que lo que pretendo aqui no es egoísta o ruin, al menos no mas de lo que podría ser la vida misma.

   Asi pues escribo esto para quien quiera leerlo, para mi y para todos, tal vez esta obtusa conjunción de ideas pueda ayudar a alguien -espero que al menos a mi- a vivir sin mentirse a si mismo, al único al que no podemos engañar.