jueves, 30 de junio de 2011

Borrador

He perdido cualquier línea de escritura en este blog, no habla ni de lo que hago, creo o pienso nunca mas. Al haber perdido cualquier línea estilística ya no tiene caso hacer presentaciones o introducciones de escritos que inevitablemente terminarán siendo inconexos. Sin embargo yo había prometido que simple y sencillamente escribiría lo primero que tuviese necesidad de escribir, al fin y al cabo quien lee esto no me paga ni me publica. Suficiente divagación de justificación de abandono, ahora a lo que venía aquí.

Es conocido el dicho de "Una imagen vale mas que mil palabras" personalmente no lo creo así, si existiese una forma concisa y apegada fielmente a la verdad de decir las cosas. Aquí viene uno de los problemas mas grandes de la filosofía; la definición del bien y del mal, la mentira y la verdad y así. Evidente resulta que la verdad es aquello que es real y comprobable siguiendo esta línea de pensamiento podemos caer en un agujero de conejo con características de círculo vicioso definiendo conceptos que nutren las discusiones existencialistas y afines.

Toda esta divagación acerca de la verdad acerca de las palabras y las imágenes no debe ser confundida con el lenguaje corporal que de ser cierto todo lo que dicen yo ya podría haber sido rey de siam. Escribo esto como un recordatorio de la necesidad de encontrar la verdad detrás de las apariencias, aunque por regla general me siento ultrajado cuando releo mis escritos después de puestos en el blog. Considerando que ni ser un soñador ni un realista conllevan la mas mínima felicidad cuando son practicadas de manera irresponsable y esperando resultados inmediatos no queda mas que dejarse llevar por nada. Nada es lo que trato de decir sin un exceso de paréntesis ni prosas vacías. Quisiera tener toda la vida para llenar un vacío existencial de emociones que llegan a cuentagotas y dejan una impresión indeleble y sempiterna, la mayoría con un recuerdo mas doloroso que feliz, pero que a la postre hacen recordar que están ahí no para aprender y no repetir porque no se puede curar uno en salud, sino para hacer ver que para eso estamos vivos.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El mensaje oculto tras una propaganda consumista.

Algunos exquisitos gustan de clasificar a las personas de muchas maneras, hoy en particular quiero hablar de un método de clasificación que como todos los demás me parece un intento desesperado de afrontar el caos al que son proclives nuestras vidas.

Lo emocional y lo racional son inequivocamente características innatas de todos nosotros, algunos se declaran o creen ser mas de un lado que del otro, eso a sabiendas de que el absoluto no existe en ninguna parte de la naturaleza y menos en nosotros seres pensantes y moldeables resulta ser una cuestión improcedente y como lo mencioné arriba, inútil. Ahora bien hablando sin revirajes lo racional evita que estémos muertos y lo emocional que nos volvamos locos de aburrimiento y soledad. Podría una vez establecido esto divagar acerca del equilibrio necesario para conseguir la autosatisfacción tomando en cuenta le empatía y la necesidad que tenemos del bienestar ajeno para conseguir el propio y cuestiones similares pero no hoy. La repetición quedará para otra ocasión. Hoy se trata de un mensaje simplón pero no por ello menos cierto, sigan sus sueños, encuentren sus pasiones, si lo que hacen ya no los llena mandenlo a volar y hagan otra cosa, la vida es hoy y ahora, viajen por el mundo, compren una mascota, vayan a fiestas que nunca hubieran ido, etc. Por supuesto que la gran falla de esta premisa es no considerar a los demás y si, puede parecer falso de mi parte para aquellos que saben de lo que hago o dejo de hacer que de repente parezca tan interesado en los demás pero bueno, si alguien tiene la paciencia suficiente podrá descubrir las razones para ese postulado en una lectura futura, que prometo será con mayor continuidad.

El egoísmo solo conduce al fracaso.

Son las personas que queremos las que le dan significado a todo, no lo que podamos comprar, consumir o desear.

jueves, 27 de enero de 2011

Experimentos con la verdad (Con el perdón de Auster)

   Lo he intentado, podría sin importarme la baja difusión de este tipo de textos escribir en segunda persona compilando vicios y fallas propios con logros y éxitos inventados en alguna clase de extraño personaje, ambivalente y neurótico pero carismático, pero no puedo. Tener un control de lo que quiere ser plasmado en el texto no significa empero el tener la habilidad para realizarlo. Mi eterno problema de una mente lúcida y maneras y expresiones torpes. 

   Desearía tener esa capacidad de construir digresiones brillantes con tristes panfletos, agudas observaciones que no abusaran del sarcasmo u otros recursos baratos de críticos improvisados, cuyo interés es el de inflar sus egos. Quiero abandonar esa zona de confort de la autocomplacencia, me enfrento a la dificultad de abandonar viejos vicios sacrificando la objetividad por miedo a la censura y a la falta de aceptación, es difícil abandonar todo complejo en pos de la verdad absoluta. Me es difícil mentir aun a conciencia de que la verdad paradojicamente emponzoña y vuelve vulnerable al que la se enarbola a su causa. Estoy sin embargo haciendo un esfuerzo por conseguirlo tomando el duro camino de abandonarla de a poco queriendo conseguir un producto del cual me pueda sentir orgulloso, en apariencia con poco que perder siendo que a mi parecer son pocos los que comparten esta filosofía llegando al punto que estoy convencido de que si consigo mi objetivo no serán pocos los que permanezcan indiferentes minando mi propio sentido de autosuficiencia.

   Es ante todo una labor tortuosa y sin un camino preestablecido, lo cual por definición dificulta aun mas esta empresa en la cual no fijé de antemano puntos de partida o metas, quiero sin embargo conseguir un inicio por medio de estas palabras con la premisa de que a las palabras no escritas se las lleva el viento y que por mas que existan ideas diáfanas mi capacidad de reteención no es sino escasa.
   
   Lo que si es claro es que debo abandonar por completo mi necesidad de aceptación de ideas por mas que estás parezcan contraconvencionales no son sino reflejos de argumentos preestablecidos por otros seudoiconoclastas, quiero abandonar la vanidad de la palabra escrita que busca el camino seguro de lo cotidiano, de la fórmula probada aquella que no transgrede sistemas de pensamiento, sino que refuerza una inconformidad lógica y sensata. Es ante todo el objetivo mas importante por ahora, conseguir hablar de lo que creo y pienso sin adornos innecesarios, omitiendo los detalles vergonzosos que por supuesto me ubican como un ser vulnerable, es imperativo abandonar máscaras y poses, siendo que la confusión que conlleva la falsedad no es sino una cortina de humo que dura poco y causa estragos al abandonar el camino de la sensatez.

   Es necesario entonces abandonar el miedo al fracaso y al rechazo, por mas que existan motivos y antecedentes convincentes de que la mejor forma de evitarlos sea negarlos o fingir que no existen. Estoy firmemente convencido de que no puedo renunciar a como soy, que los modelos preestablecidos de éxito en esta sociedad occidental no me funcionan no porque no los pueda seguir o implementar sino porque conllevan la mentira hacia mi persona y eso me provoca asco, no me es posible seguir la pantomima de vida que viven todos aunque eso signifique tener que vencer mas miedos y prejuicios de los estrictamente necesarios, la busqueda de un hedonismo situable a lo que quiero no parece estar a la vuelta de la esquina pero estoy dispuesto a ese sacrificio, me molestan las metas y éxitos fáciles, cuya impresión dura poco y no recompensan el esfuerzo y la dedicación necesaria para recuerdos perdurables.

   Quiero ante todo ser honesto conmigo mismo, aunque ello conlleve ser considerado un personaje exótico en el mejor de los casos o un completo loco en el peor.

   Sin embargo no puedo renunciar a la aceptación de aquellos que me importan o que yo pueda considerar como personas valiosas, todo en esta situación ronda alrededor de las personas que conozco y quiero. Pierdo un poco el miedo de hablar sin tapujos cuando sostengo que realmente estoy convencido de lo que digo, porque -y esto claro que no es exclusivo de alguien como yo- traicionar las convicciones propias por muy viles o egoístas que parezcan conlleva una carga de miseria y remordimiento. Estoy tranquilo sin embargo de que lo que pretendo aqui no es egoísta o ruin, al menos no mas de lo que podría ser la vida misma.

   Asi pues escribo esto para quien quiera leerlo, para mi y para todos, tal vez esta obtusa conjunción de ideas pueda ayudar a alguien -espero que al menos a mi- a vivir sin mentirse a si mismo, al único al que no podemos engañar.